En 2014, dos socios aterrizaron de casualidad en el mundo de la restauración en La Manga, en la playa de Galúa, con unos intereses dispares y complementarios. Un socio, Ángel Sánchez, quería montar un chiringuito de copas para ver el atardecer en la playa y el otro socio, Jose Cremades, era un cocinero emergente.   Su fórmula rompedora está basada en una cocina de calidad y diferente en chiringuitos, más una vocación de cliente muy marcada, a la que se une su propuesta de frescura, sonrisa, amor y veranos. El resultado es una gran aceptación de su propuesta en la playa y 9 años expandiéndose por la costa murciana y almeriense, creciendo con una propuesta dinámica, alegre y diferente a lo que había...