¿Hay alguna edad ideal para comenzar a emprender?

Un entorno de crisis también puede ser un entorno de oportunidad. Así es como lo ha de entender un empresario dado a la innovación y a materializar ideas de base tecnológica que realicen un verdadero aporte a la sociedad. El emprendimiento es valentía y, como tal, puede que asociemos el lanzamiento a este modo de vida con una edad más próxima a la juventud, donde las ganas de comernos el mundo y dar con una idea revolucionaria nos produce una desbordante energía. Puede ser así, aunque no estamos hablando de ciencia y un interesante proyecto de negocio puede surgir en cualquier entorno y, así pues, proceder de una mente de cualquier edad. Aun así, ¿hay alguna edad ideal para comenzar a emprender?

Lo que sí parecen determinar los estudios con mayor precisión es la edad ideal del emprendimiento, esa en la que un emprendedor puede encontrarse en su mejor momento profesional para llevar sus ocurrencias de negocio a cabo con los apoyos adecuados y un capital que respalde todo el proceso hasta convertirlo en realidad. Y esa puede estar entre los 35 y los 38 años.

Sin embargo, lo que no escapa -o no debe escapar- a todo emprendedor es ser consciente de que el camino hacia el éxito no es una autovía recta, sino más bien un camino de terreno inestable, con muchas curvas y constantes obstáculos. La posibilidad de volver a la casilla de salida es muy real, incluso aun estando amparados en una disruptiva idea de negocio, por lo que hemos de partir, y sin desánimo alguno, sino con la determinación por bandera, conscientes de la magnitud de nuestro desafío.

 

El éxito pasa por etapas

A los 35 años es posible que nuestra trayectoria esté más consolidada, pero eso quiere decir que hemos pasado por diversas experiencias que nos han enriquecido y que, por tanto, hemos comenzado anteriormente. Un joven emprendedor cree ciegamente en su idea y trabaja con ella con mayor facilidad de conciliación que, por edad, más adelante tal vez no le es tan sencillo. Sin embargo, cuenta con el hándicap del desconocimiento, una creencia que en ocasiones es una venda en los ojos y una falta de experiencia que, aunque sea un valor no cuantificable, quien la posee conoce su valía.

Este carácter impetuoso propio de la juventud puede moldearse hacia uno más cauto en edad más madura. No es real tomar por referencia casos de éxito a nivel mundial como puedan ser lo de Mark Zuckerberg con Facebook, Steve Jobs con Apple o Bill Gates con Microsoft. Lo más probable es que hasta dar con el ‘timing’ ideal para dirigir tu proyecto hacia donde deseas hayas de pasar por un camino que, aunque pueda ser tortuoso, también te permite hacer contactos, conocer formas y modelos de negocio aplicables al tuyo, generar diferentes activos y, muy probablemente, contar con una solvencia económica para invertir más amplia que la de un universitario recién graduado.

El punto de madurez puede situarse entre los 35 y 40 años, como ya hemos visto, puesto que es donde se estima que se encuentra el pico más alto donde combinar creatividad, experiencia y conocimientos adicionales que más adelante no llegan o no se absorben con tanta facilidad. En ese momento podemos contar con una horquilla de entre 15 y 20 años de experiencia, que suele ser el valor diferencial para que nuestro emprendimiento toque el éxito.

Sin embargo, como hemos visto, no se parte de ahí. Pero tampoco se trata de una ciencia, por lo que, si bien movernos con precocidad en el entorno del emprendimiento y la innovación tecnológica empresarial nos garantiza empezar pronto a adquirir conocimientos, contactos y experiencias útiles para el futuro, no hay una edad ideal para emprender, aunque, si el mejor momento puede llegarnos con alrededor de 35 años, tal vez el momento de despegar sea con 20.



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