Financiación para mi empresa: ¿qué debo tener en cuenta?

El emprendedor, sobre todo cuando se encuentra aún en una etapa de crecimiento, dando sus primeros pasos en el mundo empresarial y en busca de inversores que apuesten por su idea, se ha de habituar a caminar constantemente por terrenos de arenas movedizas. Son varios los factores a tener en cuenta para a la hora de buscar financiación para la empresa que queremos sacar a flote, así como los condicionantes para decantarse por unos caminos a recorrer al tiempo que desechar otros. Debemos saber jugar bien nuestras cartas en todo momento.

Dentro del riesgo que lleva intrínseca la aventura por hacerse valer de una empresa o producto de innovación, debemos asegurarnos antes de todo de que los cimientos sobre los que vamos a construir son sólidos. En otras palabras, debemos contar con recursos financieros que garanticen que nuestro crecimiento sea sostenible. Y estos recursos, a su vez, deberán de ser mayores o menos dependiendo del modelo de negocio, que también nos dará pie a encontrar capital en más o en menos líneas de financiación.

Desde hace unos años, las empresas con ideas innovadoras en España están encontrado más confianza por parte de inversores dentro de nuestras fronteras que fuera de ellas. El tejido empresarial español tiene una confianza creciente en las startups y, dentro de la disyuntiva en que nos movemos ahora, donde ganan valor las empresas de base tecnológica y las aplicaciones tecnológicas a procesos de empresas tradicionales, esto puede seguir creciendo. Es época de recesión, pero también de oportunidad si nuestra idea es buena y sabemos sacarle rendimiento.

 

Aceleradoras e incubadoras

Desde que se empezó a hablar de startups en España empezaron a surgir aceleradoras de empresas jóvenes, en las que recibir financiación, recursos y tutelaje de manera temporal para despegar. Últimamente, se abren más camino para cumplir ese rol las incubadoras y las aceleradoras corporativas y verticalizadas.

Elegir dónde quiero integrar mi empresa es fundamental, o si quiero optar por la financiación propia, es una de las primeras grandes decisiones a tomar. Por descontado, los centros de negocios que actúan como incubadoras nos dan una seguridad que la aventura en solitario no, entrando en un ambiente de trabajo consolidado para proyectos similares al nuestro y en el que encontrar oportunidades de crecimiento, pero también de negocio, así como una útil guía para el futuro.

 

Plan de negocio y modelo de financiación

Para saber escoger en el paso anterior tenemos que tener claro nuestro modelo de negocio. Una vez que lo tenemos y queremos saltar a la financiación, saber elegir por dónde movernos. Dependiendo del producto o idea que ofrecemos, nos va a interesar más una línea u otra, y estando integrados y apadrinados por un centro de empresas e innovación nos dará ese apoyo de asesoría para dar ese paso.

 

Financiación, ¿cuál escoger?

Una vez que hemos tenido claro qué ofrece nuestra empresa, cuál es su modelo de negocio, determinado así su naturaleza jurídica, y cuáles son sus objetivos en el medio plazo, necesitamos el vehículo para llegar hasta allí. Y ese es la financiación. ¿Sabemos dónde poner nuestra semilla?

  • Capital propio: es el dinero con que partimos nosotros mismos, los fundadores o propietarios de la empresa. Considerando lo complicado que es obtener retorno en fase semilla, es una opción arriesgada si no está complementada por otras vías financieras. Eso sí, mientras tanto, tenemos total poder de autodeterminación y no rendimos cuentas a nadie.
  • Financiación pública: a nivel autonómico y nacional -también europeo saliendo de las fronteras españolas- existen organismos públicos que ofrecen financiación a proyectos emprendedores, como la línea Enisa, dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, con préstamos de entre 25.000 y 1.500.000 euros. Pero, si somos de base tecnológica, nos interesa el CDTI del Ministerio de Economía.
  • Inversores privados: según el riesgo de nuestra idea, y de cuánto estén dispuestos a arriesgarse los inversores, existen varios tipos de inversores dispuestos a apostar por nuestra empresa. Nos interesa investigar la figura de los ‘business angels’, ‘family office’ o, asunto este ya más delicado, personas de confianza a las que podamos ofrecer participación.
  • Aceleradoras e incubadoras: es una práctica de lo más extendida en emprendedores noveles y por eso se toma casi como un paso natural, aunque no es ni mucho menos obligatorio. Sí muy recomendable, ya que son centros que, por naturaleza, creen en el emprendimiento, lo cual facilita nuestro caminar. Tenemos apoyo financiero, consultivo y de infraestructura.
  • Capital de riesgo: el ‘venture capital’. El riesgo está en que son inversiones para startups aún muy verdes, pero la especialización de estos inversores nos puede dar seguridad.

Existen, además, otras formas de financiación más tradicionales como las de pedir un préstamo al banco, u otras que tuvieron su auge en los primeros años del siglo XX, como el crowdfunding o el crowdlending.